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La Plaza principal 1810 está ubicada frente a la Parroquia Nuestra Señora del Carmen y su origen data de 1811, con el primer trazado del Pueblo. Los terrenos donde se emplaza fueron donados por Manuel Antonio Caminos, el primer Juez de Paz del partido.
En principio fue llamada «Buenos Aires» por ser la ruta de las carretas desde y hacia esa ciudad. Más tarde, en homenaje al Centenario de nuestra independencia, cambia su nombre por el actual. Posee placas, bustos, monumentos y el hito que marca el km 100 del Instituto Geográfico Militar. De su rica forestación numerosos árboles son significativos por su valor testimonial, como el retoño del Pino de San Lorenzo. Fue plantado por el Instituto Nacional Sanmartiniano (Filial Lobos), para recordar a San Martín y sus granaderos. Declarado Patrimonio Histórico Cultural y Natural de Lobos.
Esta plaza data desde el primer trazado del pueblo en 1811, llevando como primer nombre el de “Plaza Buenos Aires” ya que era punto de partida hacia aquella ciudad. En el centenario de la revolución de Mayo, se le cambió el nombre por el actual.
La Plaza 1810, cuenta con importantes monumentos, el principal es el Monumento a la Madre, con su fuente, inaugurada en 2005. Cabe destacar que en el centro de la plaza, hubo otros monumentos: una glorieta que servía de escenario para recitales de la Banda Municipal en las tardecitas de domingo, y antiguamente también se encontraba un viejo molino que abastecía de agua a los edificios que circundaban la plaza.
Además, hoy se encuentran: el Busto de Evita, de Juan Domingo Perón, el Monumento a la Bandera, a los Héroes de Malvinas, al Bombero Voluntario, el hito que marca los 100km y la última tormenta de viento, derribó el Retoño del Histórico Pino de San Lorenzo.
Cuando decimos “La Plaza”, todos nos referimos a la que durante ciento noventa años, concitó el centro de la atención de los lobenses y fue el teatro de acontecimientos.
Si observamos los planos de Manuel de Mernier (1811), de José María Reyes (1822), del Departamento Topográfico (1834), encontramos el espacio destinado a “la Plaza”.
Pero una Plaza en la mitad del siglo XIX es muy distinta a la de la actualidad. Contaba con un potrero, con algunos árboles, sin delimitación, al cual rodeaban las calles (actuales) Salgado, Belgrano, 25 de Mayo y Buenos Aires, todas ellas de tierra, sin nivelación ni cunetas. No existían veredas frente a los edificios que la rodeaban y, mucho menos, en ella. Cuando F.C. Meirelles, en 1867 y 1868, practica la mensura total del ejido de Lobos, encuentra la plaza y allí aparece con el nombre Buenos Aires, que llevaría por más de 40 años hasta que se le asigna el actual: 1810.
El cercado perimetral de la plaza se hacía con palos cuadrados, terminados en forma de pirámide, distantes más o menos dos metros uno de otro con un agujero trasversal que permitía el paso de una cadena que evitaba el ingreso de animales.
Al finalizar 1881 ya no se encontraba este cercado y los postes y las cadenas sirvieron para hacer el cercado de la Plaza Tucumán.
En la época en la que se intensifica la inmigración a la Argentina nuestro pueblo sigue progresando. En fechas siguientes se acuerda acordonar toda la plaza con el objetivo de construirle veredas en todo su perímetro; también se plantea la idea de construir una pirámide con una estatua a la memoria de algún ciudadano notable de la localidad, sin embargo por los
gastos que generaría y oposición a la elección de un nombre para ella se llego a el pedido de una fuente en lugar de la pirámide. Finalmente después de muchas idas y vueltas entre ciudadanos y representantes del gobierno la fuente es construida. Una vez levantado ese cerco también se colocaron bancos y se la ilumino con faroles. Se quitaron plantas de eucaliptos; se dejaron paraísos y otros arbustos que serian podados llegado el momento propicio. Las calles que la rodean están niveladas y tienen sus cunetas y calces nuevas, debiendo presumir que recolectaban las aguas de lluvias y las derivaban a la cañada del Salgado.
A partir de 1888 la plaza pasa por otra modificación: se realiza la nueva propuesta de establecer una torre de fierro con un molino arriba para mover la bomba de extracción de agua.
Así la construcción de la pirámide quedo en el olvido, la fuente duro poco tiempo y el molino termino adueñándose del centro de la plaza. Con los años se supo que el depósito del molino proveía de agua a la Municipalidad, la Iglesia y algunas casas de familia frentistas de la plaza. Posteriormente también proveyó de agua a la sucursal del Banco Nación.

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