Una recomendación en la Laguna de Lobos: Cabañas Lo de Mary
Si buscás paz y naturaleza cerca de CABA y AMBA, en la Laguna de Lobos te espera Lo de Mary, un complejo de cabañas con pileta y todas las comodidades para que pases unos días alejado del ruido de la ciudad.
El complejo Lo de Mary (calle 3 y 28) cuenta con dos cabañas con todas las comodidades en un espacio natural con quincho privado, pileta, parrillas, reposeras, estacionamiento, TV, servicio de WIFI, calefacción y aire acondicionado, ideal para disfrutar de las mañanas y los atardeceres al aire libre.
Mary, encargada del lugar, cuenta con más de una década de experiencia en alojamiento para turistas. Conoció la Laguna de Lobos hace muchos años: “Llegamos por la invitación de un amigo de mi marido”, cuenta, “hacíamos turismo en una casita rodante en el camping Bahía de Lobos con mis hijos”.
La familia acumuló varias escapadas a la Laguna hasta que “nos enamoramos del lugar, de la tranquilidad y de lo cerca y accesible que era llegar y sentir esa paz que uno viviendo en la ciudad no lo tenía”.
Años después, Mary y parte de su familia se mudaron a la Laguna desde Lomas del Mirador. El contraste del paisaje urbano copn el ritmo de vida rodeado de verde, hizo que la Laguna se convirtiera en su lugar en el mundo. “Veníamos los viernes y en una hora y media de viaje encontrábamos relax y paz y volvíamos a casa el domingo, renovados para arrancar la rutina del lunes”, asegura.
-¿Cómo vive hoy vivir alejada de la gran ciudad?
-Mi vida acá es mucho más tranquila, me enamoré de Lobos, tanto de la Laguna como de la ciudad por su familiaridad, la despreocupación. Uno puede ir tomar un café, estar con el celular en la mano sin tener miedo que te lo arrebaten, vas a la farmacia y ya las chicas te conocen, es otro el trato. Acá no sos un ser invisible y tenés todo cerca. Es otro ritmo de vida, con otros tiempos.
-No le costó la adaptación a la tranquilidad, entonces…
-Cuando me instalé acá todos me decían “pero estás mucho más joven”, claro, debe ser que uno al estar más relajado no se tensiona y uno se siente de otra manera. Me gusta, lo disfruto, este es mi lugar en el mundo. Hoy no lo cambiaría por nada.
Tiempo más tarde y en la búsqueda constante a Mary y su familia les surgió el proyecto de las cabañas y no dudaron en quedarse. En principio, el complejo tenía 9 cabañas y se llamaba “Los Antonio” y desde hace poco, Mary armó su propio proyecto con su nombre como referencia.
-¿Cómo fueron los primeros años a cargo de las cabañas?
-Empezamos primero con cabañas Los Antonio en la Semana Santa de 2012 y como en todos los comienzos fue duro, porque no nos conocían y tuvimos que hacer mucha publicidad en distintos medios y las páginas de Google. Así fuimos aprendiendo de a poco fuimos hasta hacernos conocidos en la zona. Aún hoy, con Lo de Mary, tenemos clientes de siempre. No paramos nunca, hasta hicimos cursos de capacitación en la Oficina de Turismo de Lobos, nos interesaba llegar al boca a boca y que nos recomienden. Y sucedió, es decir, muchos vienen por recomendación y eso nos da una gran satisfacción.
Mary destaca que la mayor parte de los turistas que visitan las cabañas son de CABA y Gran Buenos Aires: “Vienen en busca de paz, tranquilidad, aire libre, silencio, porque lo único que se escucha son los pájaros, no hay sirenas, no hay frenadas bruscas y todo lo que suele abrumar en la ciudad”.
-Como encargada: ¿Qué observa de las rutinas de los turistas?
Todos buscan este lugar para hacerse un asadito tranquilos, salir a caminar, relajarse, descansar. Todos me dicen lo mismo sobre qué bien que se duerme, por la paz que hay a la noche. También destacan que es un lugar cerca, que se pueden relajar, que no les lleva mucho tiempo llegar, que disfrutan, así vengan sólo por el fin de semana. Los turistas disfrutan y se renuevan.
-Después la primera estadía, ¿Vuelven a Lo de Mary?
-Queda mal que lo diga, pero siempre destacan la amabilidad, creo por eso nos vuelven a elegir. Les gusta la comodidad de las cabañas. Cada mañana les dejo las facturas, entonces, no tienen un horario y se levantan a la hora que ellos quieren porque se los pueden preparar en las cabañas y porque vienen más que nada a descansar. Creo que lo logramos.